lunes, 14 de septiembre de 2009

UNA EXTRAORDINARIA EXPERIENCIA: EL CURSO “APRENDIENDO A SER LIBRES”

Ya ha pasado el verano. Y hoy me siento como hace mucho tiempo no me sentía: en paz, sereno, queriéndome a mi mismo, y sobre todo, más sabio y más libre. Este estado transformador de la realidad, se ha generado en una experiencia que he vivido hace 20 días y que posiblemente haya sido lo más potente que he hecho nunca de cara a mi evolución personal.
Durante 9 días de aislamiento en la sierra, de trabajo intensivo con uno mismo, y guiados por lo que para mi ha supuesto una persona muy sabia, un maestro de los que pocas veces te encuentras, he encontrado respuestas, he sanado muchas cosas, he limpiado a destajo, he perdonado, he crecido y me he encontrado con la esencia de mi mismo. Y todo esto provoca un estado de confianza, unas ganas de querer, unas ganas de dar, un sentido de armonía con todo lo que te rodea, que no tiene precio. De hecho, me parece que este es nuestro estado natural, cuando nos atrevemos a descubrirlo, a indagar en los “cómos” y sobre todo, a ponernos a ello.
Este curso es puramente emoción y experiencia, ya que el trabajo intelectual se hace antes. Y está basado sobre todo en: primero identificar y limpiar los mandatos familiares que hoy nos condicionan. Si hay una sorpresa mayúscula que me he llevado, es la esclavitud diaria y cotidiana a la que nos someten hoy, ya adultos, estos mandatos familiares: aquellos generados por nuestra madre y nuestro padre, culpables sin culpa de nuestras programaciones, que hoy influyen decisivamente en cómo vivimos la vida, como pensamos, y como sentimos.
Y una vez descubiertos, se procede a un proceso de limpieza, de perdón, y de paulatina liberación del ser esencial que llevamos dentro, y donde el intelecto (que es la única parte de nosotros mismos que es potenciada desde niños, y que se convierte en un tirano para las otras) pasa a jugar sólo el papel que le corresponde, y donde se concilia con el niño que también está dentro de nosotros, y que en la mayoría de los casos, se ha visto privado de lo que todos los niños necesitan más, y no nos han dado ni damos a nuestros hijos: el amor incondicional, o lo que es lo mismo: que nuestros hijos se sientan queridos pase lo que pase, hagan lo que hagan, sean como sean, y no necesiten como nosotros dejar de ser ellos para ganarse el derecho a pertenecer a las familias en las que han nacido.
Esta es una lección que me llevo grabada a fuego para los míos. Como dice Ramón Carballo, palabra arriba palabrea abajo, “quiere incodicionalmente a tu hijo hasta los 14 años, y habrás forjado un adulto sano, sin neurosis (a diferencia de nosotros, que todos las tenemos), que se quiera a si mismo, pleno, libre y vivo”
La verdad es que el aprendizaje ha sido ingente, y las consecuencias de esta experiencia, grandiosas. Si me llevo una lección principal, es la del amor a uno mismo, a mi esencia, que me libera de dependencias, de necesidad de aprobación, del yo egoico que necesita que las cosas pasen como uno quiere, del querer tener razón para reafirmarse, del miedo a no ser querido, al abandono, a la soledad…. Por eso el amor a uno mismo, al ser esencial, único y grande que todos llevamos dentro, y que está conectado con los otros seres esenciales de los que nos rodean, es la clave de vivir libres. Y hoy, te puedo garantizar que me siento con menos miedo y más libre que nunca. Hay mucho trabajo por hacer, pero voy atisbando cada vez más diáfanamente lo que es la vida: amor, alegría y risa.

3 comentarios:

  1. .

    Josepe, es un lujo leer tus experiencias ;me llevo esa energía que tú siempre me contagias. De tu experiencia en este curso no sabría con que frase quedarme porque todas me sirven.
    Estoy totalmente de acuerdo en resaltar la gran influencia y el inmenso poder que las familias tienen en el desarrollo y el bienestar emocional de sus componentes.
    Gracias Josepe por compartir tu experiencia.
    Te mando abrazos.

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  2. Hola Josepe, Yo también realicé el curso con Ramón. Sencillamente fué impresionante. Todavía sigo con algún altibajo pero tengo la energía, la determinación, y sobretodo el libre albedrío de llevarlo a cabo. Saludos,
    Mónica

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  3. Eres un consentido de Dios Josepe! Felicidades! Y lo más hermoso es que generosamente das lo que recibes a manos llenas! Muchas gracias por siempre compartir.
    Ana Romero

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